San Cosme - San Martín de Luiña

Textos:
-Los tejeros.
-Xiriga.
-Testamento de Gaspar Casal.
-La guerra.
-Borrachera.
-Les pites.
-Motes.
-Mandamientos del probe.
-Miseria.
-El turulleru.
-La xata.
-La paliza. 




Los Tejeros
Fue Pimiango en tiempos remotos, según la tradición popular, un pueblo de pescadores. Mas de resultas de una pavorosa tragedia marina en la que perecieron la gran mayoría de los varones, los escasos supervivientes, instados por sus madres, esposas e hijos, decidieron cambiar su profesión y su suerte. Además los nuevos vecinos, que se incorporaron a la aldea a raíz de aquel suceso no conocían la marinería ni les atraía demasiado este tipo de vida. Y como el cultivo del campo y la explotación ganadera apenas si cubrían miserablemente sus necesidades básicas, tuvieron que adoptar esta industria manual. Hoy del manosea sólo algunos voces afloran espontáneamente, muy de tarde en tarde, el el habla familiar de estas gentes. En el oriente de Asturias se ejercieron por lo menos cuatro oficios distintos de carácter ambulante  y cada uno de ellos poseía su jerga particular. Convivían en un mismo concejo, y con frecuencia en un mismo pueblo o aldea, practicantes de diferentes oficios y de sus respectivas jergas. En líneas generales se hallaban repartidos por el oriente asturiano de la siguiente manera: Los manoseas exclusivamente en Pimiango. Los erguís se encontraban diseminados por diversos concejos, si bien los de Ribadesella alcanzaron notable fama como labrantes de piedra. Los don juanes (cesteros o maconeros) procedían de las comarcas más montañosas, principalmente de Peñamellera Baja. La jerga de los canteros es hoy prácticamente imposible de reconstruir. Todos los canteros usaban el mismo lenguaje el ergue.-
Xiriga
Frescas mañanas d´abril, alegrinas y risueñas, cuando los malvíes cantan y cuando el alba aclare van marchando los tejeros camín de la tejera. Todos los años lo mismo al llegar la primavera, camino que bien conocen nuestros mozos de la aldea, pasan el puerto Pontón y también el de Pajares y el de Bárcena Pie Concha los tejerinos de Llanes. Y allá por tierras de León, de Burgos y de Palencia, de Vizcaya y de Navarra y riberas del Pisuerga, allá marchan nuestros mozos a trabajar la tejera y cuando llegan al pueblo donde se presenta la tejera, lo primero que visitan la casa la tabernera. La noche pasan cantando y bebiendo de primera y por la mañana temprano se van a parar la era. Ya dan principio al machuriu que dura todo el verano; unos a sacar el barro y otros a cavar el barro El pinche coge enseguida el puestu de la cocina el tendedor, maderosu qu´dispuesto está ena era, y el maserista la marca y prepara la masera y como suelen tener mucho frío ena mañana se van a cavar barro cuando salen de la cama, y así cavan un rato y el sol a mayar empieza, se van a sacar el barro, y el pinche a poner l´ almuerza. Luego después de almorzar, se ponen a sobar barro, para mudarlo a la era. De a mediodía los garbanzos, están duros, por supuesto porque a cocerlos al pinche tarde o nunca le dan tiempo. Y terminada la comida sigue la misma faena hasta que llegan las cinco qu´es hora de la merienda. Mandan al pinche a casa y por algo de tocino, y de paso qu´esto trae que traiga una bota de vino. Terminan de merendar y enseguida pa la era hasta la hora de la cena.


Testamento de Gaspar Casal de 26 de enero de 1738
El testamento dice así: 
Sepan cuantos esta pública escritura de testamento y por postrimería voluntad vieren, como yo D. Gaspar Casal Medico de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, vecino de ella, hallándome postrado en cama de enfermedad que Dios Nuestro Señor fué servido darme, aunque sano de mi juicio y entendimiento natural y recelándome de la muerte que es cierta a toda criatura viviente aunque dudosa la hora, y creyendo a como firmemente creo en el Misterio de la Santísima Trinidad, que es padre, hijo y espíritu santo, tres personas distintas y un solo Dios Verdadero, y en todo lo demás que cree y confiesa nuestra Santa Madre iglesia Católica Romana, en cuya creencia he vivido, y protesto vivir y morir, deseando poner mis cosas en estado y mi alma en carrera de salvación, ordeno mi testamento en la manera siguiente:
Lo primero encomiendo mi alma a mi Dios y Señor Jesucristo que la crió y la redimió a costa de su preciosísima sangre en el Santo árbol de la Cruz para que no permita se malogre la coloque con los justos en la gloria, y ponga por mi intercesora a la dulcísima Virgen María y Madre, y me ampare su glorioso esposo San José y demás santos y santas de la corte celestial, y el cuerpo dejo a la tierra que fué formado, el cual ha de ser amortajado con un hábito viejo de religioso de la Orden de nuestro padre San Benito y sepultado en la Iglesia de su Colegio de San Vicente de esta ciudad bajo el beneplácito  del Reverendísimo Padre Abad de él, y en la sepultura que eligiere su Reverendísima, en cuya Iglesia se hagan por mi alma las cuatro funciones regulares, y que en ella se me digan cuatro misas rezadas repartidas en los cuatro días por las que se pague la limosna acostumbrada. Item mando a las obras pías forzosas la que se acostumbre con que las excluyo de mis bienes. Asimismo es mi voluntad, se me digan otras ocho misas rezadas en altares de privilegio, y que se compre luego que suceda mi fallecimiento la Bula de difuntos. Item declaro que me hallo casado in facie eclesiae con María Rodríguez, natural del concejo de esta ciudad, y durante este matrimonio tenemos por nuestros hijos legítimos a Benito Ignacio y Andrés Francisco. Y del primer matrimonio que tuve, tengo asimismo por mis hijos a Antonio, Pedro Andrés y Pablo. Y así lo declaro para que en todo tiempo conste.
Asimismo declaro que en la villa de Utrilla, obispado de Sigüenza y su distrito, gozo  y poseo diferentes bienes raíces que adquirí y me pertenecen como consta de los títulos de su pertenencia que paran en mi poder, y haciendo cómputo fijo en valor, me parece que su principal es el que puede corresponder a los referidos hijos del primer matrimonio por razón de su legítima, por lo cual es mi deliberada voluntad, que los dichos bienes raíces los entren a gozar y poseer los susodichos luego que yo fallezca, para lo cual recibirán todas las escrituras de ventas, permutas convenios y más instrumento de que constan dichos bienes y que como llevo dicho paran en  mi poder, y a fin de que tenga efecto esta mi voluntad, doy a dichos mis hijos el poder y facultad que se requiere en amplia forma y con todos los requisitos necesarios. 
Asimismo declaro que en esta ciudad tengo diferentes bienes muebles y deudas a mi favor, todos los que desde luego y en la mejor vía y forma que haya lugar, aplico y dejo a dichos dos mis hijos de segundo matrimonio por su legítima paterna, a excepción de los que de éstos corresponden a dicha su madre y mi segunda mujer por sus ganancias que debe de haber por las que tuvimos durante nuestro matrimonio. 
Y porque considero que el valor de estos dichos bienes y deudas puede ser algo más del que importan las legítimas de dichos dos mis últimos hijos y ganancias de dicha mi mujer, me he conformado y estamos iguales ésta y yo, que en cobrándose dichas deudas y nó en otro caso, comunique dos mil reales de vellón a dichos mis hijos del primer matrimonio para su avío y viaje a dicho obispado de Sigüenza, en donde puedan gozar dichos bienes raíces como llevo prevenido. Y respecto que dicho mi hijo Pablo, se halla tullido de manera que ni con muleta se puede mover, también conferí con dicha mi mujer y me prometió como lo espero su asistencia y cuidado por caridad.
Item declaro que las cantidades de maravedís que se me están debiendo, así de mis salarios como las demás que tengo a mi favor, constan de memoriales y apuntes que paran en mi poder las mando cobren para acudir de su producto con los dichos dos mil reales a dichos mis hijos del primer matrimonio   
y que les sirven para su avío y viaje como llevo prevenido. 
Y usando el derecho y acción que me compete desde luego, nombro curadora de las personas y bienes de los dichos Benito Ignacio y Andrés Francisco, mis hijos del segundo matrimonio con la dicha María Rodríguez mi mujer y su madre, con expresa facultad que le doy y concedo para la administración de los bienes que le llevo aplicado, sin que su distribución y producto se le pueda pedir fianza ni cuenta ninguna justicia eclesiástica ni secular en tiempo alguno, porque de uno y otro la relevo en la mejor forma que haya lugar atento a la mucha satisfacción y confianza que he tenido  y tengo de la susodicha, y lo mucho que ha estimado y estima a dichos nuestros hijos. Y en consecuencia de ello es mi voluntad que ningún señor juez ni justicia se introduzca a hacer inventario alguno de los bienes de los que son por mi mismo  y a presencia de testigos que la dicha María Rodríguez mi mujer. 
Y para cumplir y ejecutar esta mi testamento, nombro por mis testamentarios y albaceas, al Reverendísimo Padre Maestro Fray Jerónimo Feijóo, Maestro general de la religión de nuestro Padre San Benito, catedrático de Prima de Teología en la Universidad de esta ciudad y Abad de dicho Real Colegio de San Vicente; a Dn. Francisco Rodríguez Hidrada, Arcipreste de esta ciudad y a la dicha María Rodríguez mi mujer, a la que cada uno insolidum doy poder y facultad que se requiere para que se entren en mis bienes, derechos y acciones, instituyo por mis únicos y universales herederos por iguales partes a los referidos  mis hijos conforme lo llevo declarado para que los lleven y gocen con la bendición de Dios y la mía, y con esto revoco y anulo cualquiera testamento y codicilo que antes que ahora haya hecho por escrito ó de palabra, que quiero no valgan ni hagan fé, salvo el presente que otorgo ante el infrascrito  escribano y testigos que irán declarados en la ciudad de Oviedo, a veintiséis días del mes de enero, año mil setecientos treinta y ocho. 


La Xiriga
Es el lenguaje empleado por los tejeros de Llanes durante los meses de trabajo en diversas regiones de España. La palabra está en relación evidente con jerga, vocablo castellano que significa lenguaje raro y oscuro. La xíriga es una lengua especial, presenta caracteres peculiares que fuerzan a calificarla de argot. Sus creadores han sido los tejeros del concejo de Llanes, que se desplazaban cada año a las tejeras de diversas provincias, principalmente a León, Palencia, Burgos, Santander, Asturias Occidental y Vizcaya. Partían a fines de abril y regresaban a fines de setiembre. Las contratas se concertaban por la Candelaria en Posada de Llanes, y por Santa Dorotea en Balmori. 
Las condiciones de trabajo eran de una dureza extremada. Su tarea daba comienzo al amanecer y concluía una hora antes de media noche aproximadamente. Desayunaban lo que ellos llamaban sopa calada ( pan remojado en agua). El plato del mediodía solían ser garbanzos. Y por la noche cenaban patatas con caldo, y ocasionalmente, una sardina en conserva. El pinche (categoría de los ocho a los doce años, poco más o menos) recibía como pago por su trabajo de toda la temporada el importe de unos zapatos. A los doce años el pinche alcanzaba la categoría de cocinero. A partir de este momento, sus ingresos le permitían adquirir un traje sencillo, más los zapatos. El maserista, tenedor y cogedor percibían como salario sesenta pesetas al mes. El número de horas de trabajo, lo agotador de la tarea, el mínimo descanso de que gozaba el tejero, la penuria y baja calidad de los alimentos, todo ello trajo consigo, a la larga, que se crease un clima de agudas tensiones entre estos trabajadores, y el man, dado que con frecuencia se mostraba duro y exigente, hasta el límite de lo inhumano, con sus operarios. 
Ya llega el mes de Septiembre, 
ya dan sombra los terrones, 
ya se engachecen los manes,
se alegran los corazones. 
La Marcha de los Teyeros.
Frescas mañanas de Abril, algreinas y risueñas cuando los malvises cantan y cuando el alba clarea, van llastiendo los teyeros, caminin de la teyera. 
Todos los años lo mismo, al llegar la primavera
camino que bien conocen, nuestros mozos de la aldea. Pasan el puertu Pontón y también el de Payares, de Bárcena, Piedeconcha, los teyerinos de Llanes. Y por tierras de León, de Burgos y de Palencia, de Vizcaya y las Riberas del Arlanzón y Pisuerga, allá se van nuestros mozos, a trabajar la tetera. Y cuando llegan al pueblu onde el tajo les espera, lo primero que visitan, ¡la casa la tabernera!
Pasan la noche cantando y bebiendo de primera pe la mañana temprano se van a “parar” la era.
Ya que empieza la faena que dura todo el verano; unos sacan el “llagar” y otros a cabar el barru. El pienche cuexe enseguida el puestu de la cocina;  el tenedor, el “cadobau” ya está dispuesto en la era;  el maserista, la “marca” y prepara la masera. Como suele hacer friu temprano por la mañana, se van a cabar el barru cuando salen de la cama.
Cuando ya caban un rato, el sol a atizar empieza, van a sacar el “llagar” y el piche a poner la almuerza. Después de almorzar, arroz o sopas o lo que sea, se ponen a sobar barru, pa mudalo pa la era.
A las doce, los garbanzos que están duros, por supuestu porque a cocelos el pinche, casi que núnca i da tiempu. Acabada la comida, a eso de las cinco y media se hace un alto en el trabajo, es hora de la merienda mandan al pinche a por pan, tocino, y de la que venga triga la bota de vino, pa rematar la faena.
Y después de merendar, enseguida pa la era, recoxer el material hasta la hora de la cena.  Cuando ya es noche cerrada todos se van a cenar y enseguida… pa la cama, que tienen que madrugar. Y así un dia y otro día… y semana tras semana…  se les van pasando el tiempo lejos de a tierra amada. Recuerdan las romerías… que saben fecha por fecha cuando cae Santa Marina, el Carmen, S Pedru, La Madalena, la romeria de S. Roque en el concursu en la Vega….
y la danza de S. Juan en los jardines de Nueva. Y allí baju un sol de juebu, sin tener ningún descansu
trabayando como negros, pasa despaciu el veranu.
Por S. Miguel o el Rosario, más o menos e la fecha que se despiden del gorre y llasten pa la so tierra. Bien chupados de chacurras los pliegues de la cartera… Que si hay un buen “samartín” pa suavizar la puchera pa ir pasando la vida lo menos mal que se pueda. Y poder ir a las fiestas, aquellas pocas que quedan. Y regresar guapamente al llau de la so morena echar una cana al aire, el día de la Candelera…  en la fiesta de Loreto y en la Salud de Carreña. Y con los mozos del valle, amigos de armar quimera ninguno pueda decir, de buena o mala manera: que un teyeru estebo gachu, ni achantau, 
entre xente de buen tratu de fulixa y jaranera. 

El tíu Ugenio de Mora 
seguro que tá de muerte,
que lu persigue una pega 

y hasta na cama se-y mete.
Fijaivos si Maruxina 

ye una muyer atuñada,
que casóse col criyau pa 

non paga-y la soldada.
Si quieres saber, Carmina, 

de qué mal morrió la otra,
non morrió por falta palos, 

morrió por falta de torta.
La Guerra
Triste, muy triste, Pinín, cierré mió carta primera
y´emprecipio la segunda con mucha mayor tristeza
po la mor de les noticies que cuerren de llengua ´n llengua de les Isles Felipines y de les ñaves la pérdiga Ayeri, sentau so ´l llar, arrodiau de la reciella,  d´un montón de sobrinos que siempre topo á mió vera y que con tienres veyures güélveme neñu á la fuerza, lleí, dempués del Rosariu, del Telegrama la fueya en que cunta la disgracia de la marina de guerra,  disgracia que foi motivu pa que mios güeyos vertieran mil llágrimes de coraxe, coraxe qu ´l alma enxendra es contra los asesinos sin relixión nin concencia. Los pequeños, que cenaben, in´oien sin perder letra, y al veme tan enritau cad un dexó su ´scudiella y d´un saltu, con palinos, fueron del llar á la puerta, cudiando que ´l enemigu ya ´staba cerquita d´ella. Apacigüaibos, neñucos; ¿á ú vais con esa leña
Ya veo que entre vosotros dengunu nació pa fema.
¿ A ú ´están esos lladrones pa rompeyos la mollera?
dixo Alfredín, que diez años cumplió pe la Candelera- En Felipines, muy lexos” Si fués cuestión d´una llegua ¿non diba, tíu, con musotros? - Sí, linos, sí, á la cabeza. Agora dexai los llanques, dempués d´unviayos un ¡muerra! pa dir á comer les sopes que dexasteis ´na ´scudiella;  y, cuando ´steis fartuquinos, derechos vais pa la fueya, y antes de pliegar los güeyos rezái á la Virxen tienra po´los soldaos y marinos que ´ngüeltos en so bandera supieron morre con honra desando memoria eterna. ¡En tós perdímoslo too? dixo Antonín con tristeza- ¡Perdelo too! ¿Qué dixisti? Non, neñu, non, non lo creas; nin vusotros, pequiñinos tangais mieu q´ansi soceda. La Patria de San Fernando en poderíu y en ñobleza foi la más rica del mundu en ´Uropa y en América; y si hoy se topa abatía sin auxiliu nin cebera, por mor de les ambiciones, de la ´nvidia y la soberbia, non abaxará por eso so frente llimpia y serena  ante ´l llanque poerosu mientres-i quede e´na tierra un fiyín de sos entrañes y e´na mar una masera.
Pero ´ntovía la Patria cunta con ánimu y fuerza pa llevar, siempre triunfante, la pelegrina bandera que foi respetu del mundu y de los mares la reina. Cunta co ´l xeniu guerreru que ´l Pueblu ´spañol alienda  y los mozos y los vieyos cuerren hoy á defendella;  cunta tamién, anxelinos, con vuestru cariñu, y tienra, bendizbos con entusiasmu po ´l q´acabais de dal preba; y co ´l amparu del Cielu y el de sos fíos non tembla como tampoco temblanon los barquinos de maera delantre de los barcones con coraza y con fachenda.
Mayo 1898. Nolón. 

Borrachera
Cuando baxé la Candanosa,
 a cantaba la curuxa,
y costóme güen trabayu 
alcontrá ´l molín de la Paruxa,
onde Carlinos pasaba les
 grandes noches moliendo
arrimau a la monxeca, 
noches de catorce hores
pa moler una fanega.
 Por delantre del molín
pareme yo un pedacín, 
per ónde me convendría
llegar al mió puebliquín, 
que non me viera un vecín
llegar co la borrachera. 
Non sé si subir per Sotu,
llegar pe la Palombera,
 o si subir per Rameu
y non subir pe la pasera, 
porque hay munchu desnivel
pa esto de la borrachera. 

Les Pites
Eren famoses toes les hermanes a nivel de ..... tou. Per Espinareu, per Infiestu, per Coya, per toes partes. Vivín equí. Fai tamién munchos años. Un delles diba pal pueblu, y diba dar a luz ellí, en pueblu. Diba col padre, y diba nuna burra. .... Y allí pel castañeu arriba entró-y la gana. Tou lo fexo ellí, en camín del castañeu. El padre tuvo que apañalu na boina. Allá ente los dos lu iguaren un pocu cola rosada de los felechos al probiquín. Echárenlu na burra, y ¡hala! pal pueblu.

Motes
En Castiellu  había una vez un hojalateru desos que diben péles cases arreglando cacharros vieyos, y remendando  los afuracaos, y chando varilles a los  paragües desgonciaos. Paraba l´hojalateru debaxu un horru así, un pocu pallá de la casa ´l tíu Vicenti. A tó los rapazos (yo era rapaz antoncies) gostábamos velu trabayar, y poníamonos ellí ´nfrente, nún sucu, a velu. L´hojalateru, cada vez que se-y iguaba mal una cosa, o cada vez que daba un martiellazu onde non tenía que ser, poníase él:
Me cago nos sapos de cría. El tíu Vicenti tenía entós a Floro, que era pequeñu tovía, era un guaje pequeñucu, y dicía él: ¡Coime! Esti paisanín , que siempre anda cagándose nos sapos de cría.....! Y diba él y garraba unes piedruques, les que podía, pequeñes, que él era pequeñu, y tirába-yles. Y una vez diz l ´hojalateru: - Ah, neñín, ¿por qué me tires piedres cuando me cago nos sapos de cría? ¿Non val más que me cague neso que non n´otra cosa? Y diz Floro: - Sí, pero é que mió padre yé Vicenti ´l Sapu, y nosotros somos los Sapinos. 

Adiós, Xuaco de Miguélez,
 qué pronto perdisti ´l lluto,
que hasta les puertes de 
casa tóvia güelen a difuntos.
Llorad, mozas de Las Tablas,
 llorad, mocinas de Arborio,
que ya murió Juan del Guño, 
aquel segundo Tenorio.
Ella aporta al matrimonio
 dos gallinas y un gato,
el cacho de amagostar 
y también un garabato.

Santa Marina gloriosa, 
que estás en la soledad;
por ser día de tu santo
 bien acompañada estás.
Tres calentines,
 tres calentando,
tres con espuma, 
tres trebolgando.
La flor del sabuco, madre, 
ya la tengo recogida
la mañana de San Juan, 
que sirve de medicina.

Los mandamientos del probe

El primeru: Anda el probe por el suelu
El segundu: Anda el probe por el mundu.
El terceru: Nin come vaca nin carneru.
El cuartu: Estás más famientu que fartu.
El quintu:  Nin bebe blancu nin tintu.
Estos mandamientos se encierran en dos:
Aguantar muches fames y pedir por Dios.

Miseria
Chove y neva y fay carapela,
y cantan os galos nel pico da serra.
Probe da veya que tá lareira,
con cuatro neníos y sólo úa mantela.

- Canta María, toca Ramón,
bailen Xanclares, Vicenta y Antón. 

Yo caséme y cautivéme, cambié la plata por cobre, cambié la mió mocedá por moneda que no corre. Donde la vaca blanca vaya hacer su enforcada,
allá iremos nosotros a hacer nuestra majada.

Si eres de sapo, vaite al furaco:
si eres culobra, vaite a cova.

El Turulleru
La vaqueira non podía facer nada, nin 
la dexaben marchar.
 Pero un día garró la 
bocina y empezó a tocar:
Tú- tu-ru-tú baxa a la villa
y cuéntalo así: que siete ladrones
me roben aquí, que comen y roen
a costa de mín. Del buey castaño
ya no hay más que un zancaño, la vaca ruda
al fueu ensuga, la vaca mariella
ya está na escudiella.


Venía ún de Cervera de machacar sidre, o de facer cualquier cosa, o de lo que fuera.  Y al metese na caneya del Cantu Moyau, sintió que detrás dél metíase daquién a caballu, porque sintía muy bien y muy claru restallar les ferradures y esi roíu así..... de sacá les pates del barru parriba. Y dicía él:
- Güeno, pues cuando allegue al portiellu dallá abaxu, vo esperalu a ver quién yé, a ver de quién yé el caballu. Y miraba patrás y vía a ún salir del caballu parriba, pero non se acollumbraba bien quién era. Conque asperólu ´m portiellu, peronde tenía que pasar, y non vio a naide. El portiellu taba cerrau y non apaició caballu ningún per ningún sitiu. - Güeno, pos mañana tempranu vo venir a ver les pisaes del caballu a ver pa ónde van... Madrugó al otru día y fúy pallá y non vió ni una pisada de caballu en toda la caneya, nin estiércol, nin señal alguna de caballu. Era el diañu burllón. 
Mal añu pal diañu dicía una muyer,
qu´el pote castañes me jueren comer.
El diañu burllón qu´estaba na cuña,
baxó hasta el fogón y metió la pezuña.

La Xata

El otru día pe la tardi, cuando ´l sol non calentaba,
baxen les vaques de Fermu pa metéles na Pastiza, pa metéles na cabaña. Varistín el de la Vega ya stá na cama y sintió los llobos ena Pastiza, por eso se llevantó. Gritó y llamó a Carrandena: que salga Jose´ María, que salga co la escopeta. José María preguntó que qué pasa ena Pastiza (Lo que pasó en la Pastiza fue que una xata berró.) Elías de los Campones, que diba curiá la gocha, fue y llamó a José María: que una xata berraba. Varistín el de la Vega a la Pastiza subió Non vió a naide, la xente ya fuxó. Varistín el de la Vega al Cantuxuegu baxó y a Carlinos llamó a voces: que una xata berró, que na Pastiza qué pasba que una xata berraba. Carlos, como ye tan llistu, al sintir les madreñaes, baxó p´abaxu a carreres, y metióse ena cama y tapó hasta les oreyes: - Yo de eso non sé nada. Y Herminia dixo-y a Carlos: - Si no hubieres fechu nada, naide vos tomaba el pelu. Dime qué fixisti, Carlos, -¡Madiós! Yon non fexi nada.  Ye que una xata berraba.

¿Qué diremos de don Julio
, con su bigote ´n capiellu?
Diz que paez a Garitos, 

un probe qu´había ´n Castiellu.
¿Dónde te vas a vivir? 

Allá ´starás na trabiella.
Allá subirán los cuervos

 a vete de casa nueva.

La Paliza
 Co la choqueta terciada
 Y el civiellu llevantadu,
 Pericon el de Maruxa
 Non tien miedo al más pintadu,
 Y piernes llime y costielles.
 Como quien llime morgazu.
 Con cevera y con tocin
 Criólu so pá bien fartu;
 Nudcs i dió les corades,
 Fuerza Bernardo del Carpiou,
 Y ansi esfarrapa los llombos
 Como s ' estiñaza un sardu.
 Sueltu, rechonchu, membrudu,
 Con el pechu llenvantadu,
 De pantorrilles carnudes
 Y del cuerpu bien trabadu,
 Más reciu q ' una muralla,
 Más derechu q ' un forcadu.
 Una facina de paya
 LIeva sobre los costazos,
 Y baste d ' un emburrión
 Corno s' enfade un carbayu.
 Ye so geniu un puzcalabre,
 Son de fierro los sos brazos,
 Y sacó d' una gafura
 Corazón, fegado y bazu.
 Travesau é na campera,
 Si llevanta el so verdascu
 Y pon el cuerpu derechu
 Y pa trás da un par de pasos,
 Y mira un poco fosqueru
 Y echó de sidre dos cuartos,
 i Mil diablos lleve ! si naide
Aunque se tenga por guapu.
Y saluda los focicos
Y toma el fuelgu á so cuayu. 
Quien non diga ¡ viva Sieru !
Ha de pagái el portazgu;
Y d' un torollu si non
Vien á besai los zapatos.
Vílu yo na romería,
Fosqueru , arremolinadu,
Envolvída la mollera
En un pañuelu floriadu; 
Con calzones de Segovia
Y aguyetes de á dos cuartos,
Y la mentera picona
Entornada par' un lladu,
Q´ otro Roldan parecía.
O el sobrín de Carlo Mano.
Puestu el primeru na danza
Patrás y palante andando.
Perezosu y galvaneru
Sollivia el cuerpu Ilivianu,
Como se mez al nordeste
Vara verde d ' avellano.
Ya s' arrebalga de piernes
Y detien diez aldeanos;
Ya otros diez d' un emburrión
Dexa nel suelu zampados;
O ya en medio de la rueda
Como na corrada el gallu.
Erguidu se pon y un viva
Que saca de los calcaños,
Llancia de la boca fuera.
Con q' á todos tiembla el cuayu.
Naide gurguta ; y él solu
Dueño de todu el cotarro


echa ixusús y reblinca dando 
vueltes al so palu. 
Los mozos de la ribera 
que na esfoyaza cantaron, 
los que lleven ena fiesta
 con relicarios el ramu,
los que diz que son 
valientes porque non 
cansen en sallu, los 
que pela nueche ponen 
a les moces el carbayu 
y galantien pela aldea
 de sidre y castañes 
fartos. ¿ónde tan? 
¿qué se fixeron? 
Vengan equí con 
mil diablos. ¿Ni a ver
 siquiera s´atreven los 
ñudos del mio verdascu?
 Non se escondian y
 el que quiera medir 
lo que tien de llargu,
 que mire entientes 
mio cara y eche hacia
 mín un rebalgu, o si 
non, que a la so moza
 más non siga los 
calcaños, nin ñunca 
ablanes y ñueces y-traiga 
de los mercaos. Yo diré-y
 que yé un enxencle enos
 focicos metanos, buenu 
pa comer boroña pero 
non para dar palos. Ansí
 dixo el farfantón mirando 
pa tolos llaos, con ina risa
 fisgona y una cara de
 los diablos. Diba char
 un ixuxú nel so coraxe 
enfotáu, cuando Xuan de 
la Rabera, rapaz de 
puños y cuayos, caliente
 y de bon calter y probáu
 enos trabayos fartu de
 tanta falancia y por otros
 azuzáu, sin ser ya dueñu
 del fuelgu y un pocu 
arremolináu, da dos
 pasos hacia alantre 
con el palancón terciáu,
 y arregañándo-y el 
diente míralu derriba a 
baxu, y fala-y d´aquiste
 mou como quien non
 tien cuidáu: - Non
 nos vendia tantes 
ronques nin ande 
tan llevantáu, Pericón 
de la Maruxa, el 
fíu del madrilanu. 
Por más que llevante 
el gritu y faga equí 
d´espantayu, tantos 
tien comio crudos 
como cocíos y asaos. 
Ya vi yo medir el suelu
 otros un pocu más altos;
 baxe el tonu y non
 s´atufe el demoniu
 del mazcayu; que
 ha topar en mio
 concencia la forma
 del so zapatu. ¿Non
 t´alcuerdes que te 
dieron con lloabardaes
 el pagu la nueche de 
la foguera ena fiesta 
del Rosariu? ¿Y que
 allá na mio quintana
 unos mozos te torgaron 
 arrimándote la cesta 
y solmenándote el cuayu? 
Por lo que entonces 
pasó puede repetise hogañu. 
Y ansí como equí me 
ves, delgaducu y 
pequeñacu, de les tos
 faladuríes fago yo tan
 pocu casu, que non 
se me da por elles un 
ochavu segovianu, muera 
Sieru muera el gochu 
qu´equí lleventa el 
verdascu. Diba seguir 
el rapaz vinagrientu 
y afumau cuando 
encima d´elli va, 
más d´improvisto que
 el rayu, Pericón el 
de Maruxa
aventando espumaraxu.
 Al topase los dos mozos
 y cruciar los dos
 verdascos, al restallar 
en el aire como cuando 
quema el tascu, la xente
 s´arremolina; escuéndnse 
los rapazos, apelliden 
les muyeres ablucaes 
per el campu; ponen 
el gritu nes ñubes 
los de ún y el otru bandu; 
y emburriones y carreres,
 y homes que anden 
amoriaos, y calcañaes 
y cestes que van per el 
campu abaxu colos prunos 
y los figos per acá y allá rodando.




Y el polvu que se llevanta 
A manera d´ un nubladu, 
Todo mete tanta llercia, 
Todo fai tal mangaradu, 
Q' al que tien más bonu el fuelgu, 
Pon el pelo respigadu. 
¡ Qué estocinase los llombos 
Y qué solmenáse el tascu ! 
¡ Qué zapades, que barullu,
Cuántu mozu escalabradu !
 Como quien maya centenu
 O como el que dá nun sardu,
 Cebellada cai d' esmenu
 Y moxicón que ye un plasmu.
 Acá vienen unos mozos,
 Por otros escorripiados:
 Acullá cai de focicos
 O queda en suelu sentadu,
 El que pensando ir por llana
 Salió, por fin, tosquiladu.
 Ansí ruxen en concencia
 E nes molleres los palos,
 Como si sobre macones
 Foren á rede pegados;
Y ansí la xente se mueve
Pol campo de riba á baxu,
Como espigues solliviades
Por el viento del verañu.
Y el ruido sordu que facen
Al mecése los ramascos
En poblades carbayeres,
Si el nordeste va arreciando,
Menor ye q' el que se siente
En verdá pel escampadu.
No hay allí mollera llibre
Ni á salvamentu costazos,
Nin piernes q' estén segureres
Nin sin torollos los brazos.
Boriada que canta el credu,
Tellerones que ye un plasmu,
Se reparten como peres
O perdón en añu santu.
No hay en dar ni en recibir
Conciertu entre los dos bandos:
Quien más puede, más apurre
Ya de frente, ya de Iladu.
Dalgún hay que contra dos
El cibiellu solmenando,
Al llimilos , ye llimidu
Quiciás por un renacuayu.
Y el q' acutió non se enfote
De salir á paz y a salvu,
Que, cuando va revolvese
Pa fuxir un descalabro ,
D' esmenu dos garrotades
Me lu dexen ablucadu,
Y queda, sin saber cómo,
De la so deuda pagadu.
Dáse por dar y non más,


Ya sea á mora ó cristianu:
Quien más apurre, isi ye
Tenido por meyor gallu;
Porque el coraxe non dexa
Ver al que se fai el dañu.
Llocos , per llocos están,
Los q' anden en el cotarru; 
Que pa cegase del todo,
Pónseyos en pelu el diablu,
Y ni al so vecín conocen
Ni á San Pedru nin San Pablu.
Solamente nesta xera 
Los dos que la encomenzaron,
Llibre tienen la cabeza
Entre tantu descalabru.
Como dos torres derechos 
Con el diente arregañadu,
La camisa esfarrapada,
Sudorientos y enfotados,
Tienen en tornu de sí, 
Más de venti escalabrados,
Y un espaciu donde pueden
Llibres buscase y dar palos.
Como un par de xabalinos,
Que los de cría aventaron,
Y s' atopen frente á frente
En medio d´ un escampadu,
Rabiando por esñizase,
Y de la rabia cegados,
Que se enseñen los caniles,
Y parten espelurciados
A metélos pe los Ilombos
Y dexase estocinados,
Ansina los dos jayanes,
El verdascu llevantando,
Erguidu el cuerpo derechu,
Los güeyos arremellados,
Cuerren ciegos á encontrase
Y fundíse el cuerpo á palos.
¡ Xesus, Señor, que demonios ! 
Llercia me dá contemplálos .
¡ Que se esfarrapen  xosticia !
¿ Naide bien A separálos ?
Separálos ? Mala Pascua
Pal que quixiera intentálo,
Que ya non ven nin conocen,
Non son homes son dos diablos.
 Pericón el de Maruxa ,
El fíu del madrilanu,



Ye el primeru que se llanza,  
Derechu sobre el contrariu.  
Ansí sobre la ribera 
Se desfarrapa un argayu,  
O de l ' alto d' un peñedu  
Vien rodando al suelo un cantu.  
Piensa quicías q' el so cuerpu  
De más vulto q´un carbayu, 
Basta col pesu y no más  
Pa dexálu estrapalladu.  
Y non teme y s' abalanza  
Con el palu llevantadu,  
Dando revalgu d ' á vara,  
Com ' un xabalin bufando.  
Y cuandu á tiru se pon,  
En sos fuerces enfotadu,  
Frunce les cexes, apuxa, 
Pon los dos papos hinchados,  
Y esparrancando les piernes  
Como el pertegal d' un carru,  
Sobre Xuan de la Rabera 
Va descargar el verdascu.  
El verdascu, q ' así xibla  
Como el vientu nun furacu,  
Al cimblir é nes sos manes  
Por el aire solmenadu.  
Pero ye sueltu el rapaz,  
Más que si fora un venadu,  
Y al velu sobre la testa  
Pa fuxir el descalabru,  
Dobla com' una cibiella  
Todu el cuerpu par' un lladu,  
Y el palancón da nel suelu.  
Y lu dexa estapinadu.  
Quier illí ganar la acción  
Antes que s' arme el contrariu,  
Y á les piernes de revés  
I allumbra con el verdascu,  
Por ver si logra quicías  
Dexálu esperniquebradu, 
Segándoles al empar  
Como quien corta narvasu. 
Non ye tanta so fortuna,  
Q' apercibidu el mazcuyu. 
Con un saltate patrás 
Dexa su intentu burladu.  
Entóncenes enarbolen 
Entrambos á dos los palos, 
Que como mesories ruxen



En el aire tropezados. 
Ya s' eviten, ya se busquen, 
Ya se mezclen esforciados, 
Ya al costazu s ' amenacen, 
Ya se retiren dos pasos, 
Ya salten unu hácia l ' otru 
Los palancones cruciando, 
Y non pueden acutise 
Por más q ' esmanganiados
Quixeren vese los dos 
La mollera fecha cascos. 
Que si el unu ye forzudu 
Y tien de fierru los brazos, 
Y en perseguir non tien fuelgu 
Y en apurrir barganazos. 
Arteru y llivianu l ' otru
Abre el güeyo pa evitálos, 
Y retuercese y s' encueye 
Como vara d' avellanu, 
O como anguila del ríu 
Da, sin saber como, saltos, 
Que parez en mio concencia 
Ticn el cuerpu desquiciadu, 
Y que no he de carne y güesu, 
Si non de llana y verdascos. 
Dalgún descuidu quicias, 
Páguenlu solo los brazos, 
Donde anguna vez la punta 
Tropieza dé los verdascos, 
Pero el cuerpu llibre queda 
Y sin chinchones el cascu, 
Hasta que, por fin y postre 
Cuando van los dos cansados, 
Un malditu d' un felechu  
( Nunca elli naciera en campu )  
E nes piernes se i enrieda 
Al fiu del madrilanu,
Y da una zapalastrada 
Que se i extremez el cuayu, 
Quier llevantase: ye tarde 
Que más llixeru q´ el rayu, 
Ya Xuanón de la Rabera 
Y llimió d' un barganazu 
Los llombos tan d' improvisu 
Que lu dexa espatarradu; 
Y otra vez tornó á llimilu, 
Y cuando, á puru mayálu 
Nin tien fuelgu pa quexáse, 
Nin puede dar pie nin mano,


Mirándolu de través,  
-"Echa ronques, probe diablu, 
I diz el mozu fisgón; 
Echales, sapu estrapadu.
Mialma, mialma, que te.portes, 
Y me tienes ablucadu. 
¿ Qué te sirve la cevera 
Conque gordu te criaron, 
Y e! coraxe y la falancia 
Y esí tonu llevantadu, 
Llércia de la romería 
Y de todos espantayu ?
Si sueltu como la llengua 
Tuvieres el to verdascu: 
Sí como yes falanciosu 
Reciu fores dadu el casu, 
Y á les plantes q' aquí echaste, 
Correspondieren los brazos, 
En dances y en romeries. 
Pudieres llevar el ramo; 
Y non com ' una muyer 
Te viera ahí corripiadu ,
Más fartu d' amenazar,
Que d ' apurrir barganazos. 
Esmuerga los que te dieron, 
Esmuérgalos sin pagálos; 
Y . si vuelves á la danza, 
Ven con rueca, non con palo “
Más i diera Xuanón, 
Si allá por el campu abaxu 
A gálamos non viniera 
La xusticia á escorripialos. 
Q' al ruidu de la quimera 
Y al restallar de los palos, 
Acuden los alguaciles 
Con el xuez y el escribanu, 
Más q´acuden á los pitos 
Los milanos en veranu. 
Y en un instante desfechu 
Queda al fin isti nubladu; 
Y si hoy se llimieron cuerpos
Y molleres y costazos,
Llime mañana les bolses 
Del llugar el escribanu. 
Y véndese la reciella 
Y los potes y los cazos, 
Pa pagar les llozaníes 
De la danza de Santiago.
Caveda y Nava.





































Iglesia de San Martín de Luiña
Declarado Bien de Interés Cultural por la Consejería de Cultura del Principado de Asturias en 1999, el templo está considerado como uno de los prototipos de la iglesia costera asturiana. Sustituta de otra más antigua, se edificó en su solar, en el siglo XVIII; sobre el dintel figura reflejada la fecha de 1726. Comparte con la parroquial de Santa María de Soto de Luiña rasgos muy extendidos en los templos de la zona litoral : pórticos laterales y torres  a los pies. La planta es de cruz latina, incluida en un rectángulo. Los muros son de mampostería enlucida y notable sillar, éste visto en arcos, esquinas, cornisas y pilares. 


“No pasar de aqui a oír misa los banqueros”, dice en una piedra en el suelo de la iglesia de San Martín de Luiña, en alusión al lugar que debían ocupar los baqueiros ( los campesinos de las brañas altas), un colectivo marginado y que no podía mezclarse con el resto de vecinos. Pero esta distinción es ya historia y la famosa piedra es una anécdota que se ha convertido en uno de los atractivos del templo de San Martín de Luiña. Para prueba de que ahora los vaqueiros son bienvenidos está el mercado ( declarado de interés turístico regional) que los días 2 y 3 de agosto se organizan en este pueblo. 

































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